Sunday, September 23, 2007

EL ENCARGO

Recibió el pedido de manos de esa persona que el tanto temía, un papel simplón que lo hizo sentir un poco incómodo. La miró a los ojos, como sin poder creer lo que le estaba pidiendo. La falta de respuestas le hizo comprender que ya no había vuelta atrás. Le recordaron fríamente que el mismo se había ofrecido para cumplir esta tarea. Todos confiaban en que el lo haría, y que lo haría bien, le dijo.
Rendido, se dejó caer en el sofá y releyó su encargo. Trató de convencerse de que lo iba a hacer sería lo mejor, para él, para su familia, para todos alrededor suyo. Tomó coraje, no había mucho tiempo que perder, lo tenía que tener todo resuelto antes de las 20hs. Era su momento, era su oportunidad de demostrarles a todos su verdadera valía.
Fue al cuarto de baño, se duchó y afeitó, para luego dirigirse a su habitación y ponerse una vestimenta acorde al encargo que debía realizar. Estaba nervioso, lo podía sentir. Lo sentía desde la cabeza hasta los pies, los pelos erizados en sus brazos, las ligeras perlas de sudor que brotaban de sus sienes. Las partes más profundas de su ser dudaban de si éste era el camino a seguir, si era eso lo que el realmente quería hacer, pero echó esas locas ideas de su cabeza, según se digo, porque ésta era su ultima chance… O por lo menos así se lo hicieron saber.
Miró el reloj. Casi las 19h30. En marcha, se dijo. Guardó el papel prolijamente plegado en el bolsillo interno de su abrigo y salió a la calle. Contempló los últimos destellos de ese sol de otoño que le había dado un poco de brillo al mundo ese día. Este día, pensaba, éste día en que va a cambiar todo, en que nada será lo mismo. Lo voy a poder hacer, se dijo, lo voy a poder hacer y ya no me podrán decir más nada, ni permitirse tampoco dudar de mi entereza.
Caminó sin pausa hacia el sitio indicado en el papel, unas pocas cuadras más allá de donde habitaba. Notó claramente que la gente lo miraba raro. Claro, pensó, ellos saben quién soy, y se deben preguntar que hago a estas horas aquí fuera.
Casi sin darse cuenta llegó a la puerta del lugar. Un leve escalofrío le recorrió la espina dorsal. Enfrentó el umbral, pensó en los suyos, en todo lo que habían pasado para que el se dignase a cumplir este encargo que otros hacían día a día en todas partes del mundo. Este es mi destino, se dijo, y mi leyenda recorrerá el mundo. Juntó los pocos restos de coraje que le quedaban y se adentró al recinto.
El lugar, bastante luminoso para ser lo que era, lo hizo sentir más pequeño de lo que era. Había mucha gente a su alrededor y eso lo puso notablemente nervioso. No quería que nadie lo mirase ni que nadie le hablase. Demasiado tarde. El patrón del lugar lo reconoció. El supo que el momento había llegado, no podía huir, ni rehusarse a hacerlo, ni esconderse en un lugar oscuro. Era el momento que todo se acabaría de una vez, que termine lo que había venido a hacer, que se acaben los fantasmas recurrentes de todos los días.
La gente se congeló a su alrededor, el tiempo detuvo su andar interminable e hizo eternos los segundos que pasaron mientras él y el patrón se miraron y examinaron de arriba abajo una y otra vez. Cada cual supo que hacía el otro en esos momentos que lentos e inexorables pasaron en lo que pareció demasiado tiempo. Los ojos fríos que lo miraban le mostraron ese brillo apagado del paso de los años, de haber pasado por esta misma situación muchas veces, muchas más que él seguramente. El patrón se acomodó el cuello, se acercó suavemente a él y le dijo:
- Otra vez por aquí, Hernán ¿Que te trae ante nosotros hoy?
- Alguna vez me iba a tocar, y tu lo sabías
El patrón sonrío para si, y supo instantáneamente como iba a terminar esa historia. Hernán tomó coraje, metió la mano dentro del bolsillo interno de su chaqueta, y lo más rápido que pudo extrajo el papel que tan cuidadosamente había guardado. Respiró profundo, pensó lo que iba a hacer. Se tomó unos breves segundos para reflexionar, y muy resuelto en sus pensamientos, por fin dijo.
- Poneme lo mismo de siempre… 1kg de papas, 2 de tomates y 3 de manzanas, por favor. Así no tengo que venir tan seguido a la verdulería…

5 Comments:

Anonymous Anonymous said...

jajajajja que pelotudo que sos! yo're very stoopid!

me hiciste reir...

te quiero huevo, dentro de poco nos vemos!

20:56  
Anonymous Anonymous said...

el papel es que debes dejar de fumarte tio

13:03  
Anonymous Anonymous said...

Jejejejeje!!
Me encanto Hernan!
Has pensado en dedicarte a escribir???

Buenisima la atmosfera de suspense que conseguiste crear...

Un abrazo
lili

09:10  
Anonymous Anonymous said...

ME ENCANTO LO QUE ESCRIBISTES, TENES QUE PENSAR SERIAMENTE EN DEDICARTE A LA LITERATURA, YA QUE EL TENIS Y LA CONSERJERIA NO ES LO TUYO.....
OBVIAMENTE LITERATURA PARA DISCAPACITADOS MENTALES O CIEGOS (SIN BRAILE) DEBERIA SER EL GENERO.
SALUDOS, FELIPE MCGOUGH

07:58  
Anonymous Anonymous said...

MUCHO HONGO VENENOSO!!
CUIDADO, TE PUEDE HACER MAL....

08:00  

Post a Comment

<< Home